27 de agosto de 2013

Puro asco


Esas tripas, son alcantarillas
donde merodean palabras impronunciables, indescifrables
especialmente por medianoche;
llenas de un humo
suficientemente fuerte para oxidarlo todo,
que forma aberturas
por donde se gotea el vómito.

El momento en sí
a veces
me revuelve el estómago (a cualquiera)
y los ojos buscan dentro de mí
desesperadamente
la manera de separar los órganos de los huesos
para que sean independientes
(estar sujeto a algo siempre fue un problema).

Lo que más repugna
es la ausencia sucia
por ciclos;
estar pero no
y que después sea todo normal
y que nos acostumbremos a que asi sea.

La apatía característica
convierte mis dedos en colillas
y sólo me queda pensar en las cenizas grises
que van a llenar mis venas
cuando ya no quede nada.




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